Primeros días en Pushkar

"Cuenta el poema épico que Brahma dejó caer una flor de loto en la tierra y surgió Pushkar"

Pushkar; pequeña ciudad mística en medio del desierto del Rajastán, a orillas de un lago sagrado y rodeada de montañas.

7/11/08 Los sueños se mezclaban con manadas de perros ladrando, tambores al ritmo de Shiva, y un intenso olor al humo del carbón que se colaba por la ventana de la habitación.

Doce horas de sueño nos han reconfortado del cansancio acumulado. Se nos han escapado las primeras horas de la mañana, y ya el calor azota al abrir la puerta de la habitación.

Acompañados por Jesús, nuestro gurú, volvemos a pasear por la calle principal de Pushkar, colorida, ruidosa, y atestada de gente. Bicis, motos, carros, monos, vacas, vendedores y un sinfín de objetos capturan constantemente tu mirada...

Para desayunar un zumo natural de piña y papaya, o de mango y granada. Esto empieza a convertirse en tradición para empezar el día.

Cada vez cobra más fuerza la idea de hacer bussines, y qué mejor maestro para aprender a regatear que Jesús, con el que vamos a las tiendas y observándole entendemos la mecánica de este juego tan cautivador.

El primer contacto con la zona de la feria de ganado ha sido increible, pues al salir de la calle principal aparece un mundo desconocido ante nuestros ojos. En una polvorienta explanada, tribus venidas de todas las regiones de la India han instalado sus jaimas para intercambiar y exhibir miles de dromedarios y caballos y todo lo que envuelve su cultura durante los próximos días. Encantadores de cobras, músicos, bellas gitanas, grupos de hombres del desierto, cachibaches, comida...

Concierto de música tradicional india en la feria del camello de Pushkar