
Atravesando montañas y llanuras, desiertos, bosques, ríos, selvas y estepas cruzamos el rico Punjab, parando en Amristar, donde se halla el Templo Dorado; el más sagrado de los templos Sikhs, esos que van con sus turbantes y armados hasta los dientes con espadas y puñales hasta en el autobús, que por cierto nos trataron muy bien, acogiéndonos como unos más de entre las hordas de peregrinos con los que nos mezclamos para comer thali gratis en el comedor más grande que hemos visto jamás, durmiendo en el recinto del Templo -también gratis- amontonados con el resto de turistas al estilo punjabi.

Por las calles de Amristar


El Golden Temple (Templo Dorado), de día y de noche.
Y tras una visita al cierre de la frontera con Paquistán donde diariamente se celebra un lamentable espectáculo de exaltación patriótica con provocaciones muy teatreras y gritos de viva la patria y burlas al enemigo,

nos cogimos el tren dirección al encantador pero en esta época agobiante Rajastán, parando en Jaipur, la ciudad rosa.
Calor, estrés, mucho acoso al guiri, y poco más que contar... os dejamos esta típica foto y un detalle de mural típico rajastani y ya, que se derrite la cámara.

A la noche cogimos otro
tren continuando el viaje exprés que nos llevó a Amedhabad, en el exótico Gujarat, donde disfrutamos de un intenso día viendo algunos templos y un poco de la ciudad, para coger el último tren nocturno a Díu.

Templo jainista y elefante en las calles de Admedabad
Familia musulmana en barrio de las afueras de Admedabad

Detalle (templo jainista) y vendedor de refrescos callejero (Admedabad).

Niñas de la calle
La mágica isla de Diu, antigua colonia portuguesa, donde pudimos disfrutar de unos días de playa y unos pescaditos, gambas, calamares y langostas comprados directamente en el mercado y cocinados tras duros regateos por los chefs de los puestecillos del puerto. Pero no todo es del color de rosa, aunque bastante tranquilo (las carreteras para nosotros solos, todo bastante limpio) pues muchas mujeres piden en la calle, suponemos que los maridos han muerto de cirrosis porque aquí el alcohol está permitido y extendido, herencia de los portugueses. El alojamiento no nos acababa de convencer, pues los sitios decentes son bastante caros, para turistas Indios, y el hola y la sonrisita de los indios curiosos que quieren ver a Agata de cerca en bikini y hacerla fotos ya no nos hace tanta gracia como la curiosidad de los Indios al llegar aquí.






Administración blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario